Como manda la tradición, en el mes de mayo de todos los años impares, el palacio de Montjuic se llena de coches, motores y amantes de la gasolina. La edición número 39 del salón del automóvil ha estado cargada de nuevos enfoques. La tecnología y la conectividad de los automóviles han sido los protagonistas en un salón donde el público no ha notado un gran cambio.
Un año de records para el salón, que ha visto como la asistencia ha aumentado y las preventas de vehículos han crecido un 15%. Pero también se han batido records en negativo, con el aumento del precio de las entradas para los asistentes y el coste para las marcas por estar presentes en esta edición, que algunas fuentes afirman como ‘excesivo’. De ahí quizá la falta de grandes como Volkswagen, Audi, Skoda y la confirmación de otras marcas de no repetir presencia en siguientes ocasiones.
Como novedad y a diferencia de otros años, esta edición del salón del automóvil de Barcelona, no ha traído presentaciones de una gran cantidad de coches. Lo más destacado ha sido el nuevo Seat Ibiza, la nueva versión FR del Seat Ateca, el Range Rover Velar, el nuevo BMW Serie 5 touring o el nuevo Honda Civic Type R con una potencia de 320cv.
Una de las novedades que más ha llamado la atención a expertos y amateurs ha sido la presencia de Tesla en el salón. Un stand que ha tenido una gran afluencia y en el que han podido presentar toda su carga tecnológica.
Con el telón bajado y las conclusiones generales hechas, se cierra un año más la edición del salón del automóvil de Barcelona con comentarios negativos y una sensación de decadencia por parte de marcas y público. Las últimas ediciones ya venían preocupando al sector y está última ha acabado de confirmar el declive que vive esta feria, con la falta de muchas de las grandes marcas, espacios vacíos dentro del recinto y los excesivos precios para todos.
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